Establecer una
comunicación fluida con los usuarios en el entorno de la institución nos va a
permitir mejorar y reforzar nuestra relación con ellos, además de fomentar
comportamientos y actitudes de autonomía personal, elevar los niveles de
integración y adaptación al contexto residencial y estimular las capacidades y
habilidades que el sujeto posea. Por estas razones, es de vital importancia
aprender a construir vínculos afectivos y comunicativos efectivos.
Algunas de las actitudes
fundamentales que no sólo facilitan el proceso de la comunicación con los
usuarios sino que, además, crean la atmósfera de confianza necesaria para
construir una relación terapéutica, son:
Claridad.
Enviar mensajes directos,
evitando cualquier otra información que pueda desvirtuar el contenido.
Transmitir de forma clara
la información, enviando comunicaciones amenas y bien articuladas; es decir,
expresadas con buen ritmo y pausas; y con adecuada entonación, según el
contenido; etc.
Sencillez.
Usar frases que no se
presten a dobles interpretaciones y resumir las ideas en oraciones cortas. Se
trata de que el lenguaje oral esté al alcance de la persona receptora, sea
breve, conciso y con palabras fáciles de comprender y recordar.
Atención.
Emitir mensajes precisos
cuya información resulte estimulante para el paciente, de este modo, el usuario
comprenderá mejor lo que pretendemos transmitir. Evitar las “muletillas” y las
palabras difíciles o sin sentido para que no aparezcan distracciones. Ilustrar
la información a comunicar con ejemplos prácticos o con gestos corporales.
Empatía.
La empatía es la
habilidad para comprender a otras personas, por lo que resulta idónea para los
contactos interpersonales. Tener empatía supone disponer de la sensibilidad
psíquica para detectar las señales externas que nos indican lo que la persona
dependiente necesita o quiere. Es una habilidad emocional esencial para las
relaciones sociales, en general y, de forma muy especial, en el desempeño
profesional con personas con discapacidad.
Otros componentes en el
lenguaje verbal oral que afectan a la recepción adecuada de los mensajes son el
volumen, la entonación, la pronunciación y la velocidad.
Existen estrategias o
técnicas específicas para conseguir una comunicación exitosa.
Entre las más
significativas se encuentran:
1. la consecución de la
escucha activa;
2. la utilización de una
actitud empática;
3. el uso de habilidades
asertivas.
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