Es importante considerar
la forma en la que denominamos o describimos al usuario o a su dependencia,
como realizamos determinadas comunicaciones a las personas con dependencia, y
en general la forma de expresarnos con ellas y en el entorno de la institución.
Por ejemplo si a una
residente que nunca termina la comida, al servirle le decimos “Más vale que te
lo comas todo, guapa”, ese “guapa” está expresando que estamos hartos de su
comportamiento. Nosotros le hemos asignado un significado negativo a una
palabra positiva (guapa).
Tenemos que saber que
algunos términos que empleamos poseen connotaciones negativas que hacen sentir
mal a la persona y que afectan a su autoestima y a su estado de salud.
Por ejemplo, la palabra
“viejo” tiene una connotación negativa, aunque no se utilice con esa intención,
por lo que utilizaremos otros de carácter neutral “persona mayor” “persona de
tercera edad”. Otros términos como “discapacitado” o “enfermo” definen de
manera directa al usuario, lo correcto es separar a la persona de su condición
de dependencia o enfermedad (primero es la persona y después su condición,
“persona con discapacidad”, “persona que tiene una enfermedad”. Otros términos
inadecuados “Deficiente mental” por “persona con discapacidad intelectual o
psíquica”, “mongólico” por “persona con síndrome Down”, “psiquiátrico” por
“hospital de salud mental”.
Es importante que el
personal se informe de cuál es la forma adecuada de dirigirse a los usuarios
según su dependencia, características personales y el entorno en el que se va a
trabajar. Igualmente es importante utilizar un vocabulario técnico correcto,
pero acompañarlas de explicaciones, puesto que de lo contrario no se comprende la
información que queremos transmitir.
Otro aspecto importante
es disponer de tiempo suficiente para el usuario, para que pueda asimilar la
información que le damos. Hay que atender y contestar a sus dudas para
completar toda la información sobre su dependencia o enfermedad.
Con ello conseguiremos
comunicarnos con él de forma comprensible, aumentando su seguridad y mejorando
el proceso de comunicación y la relación entre él y el personal del centro.
Llamarles por su nombre
hace que aumente su autoestima, ya que le hacemos saber que nos referimos a
ellos y que son importantes para nosotros...
Deberemos emplear un
lenguaje positivo, que motive, intentando evitar las frases negativas, como por
ejemplo en vez de decirle “No te muevas “resulta más eficaz decirle “permanece
quieto”.
Así mismo debemos evitar
frases como “no se puede hacer nada” “es imposible” centrándonos en lo que
puede hacer.
Debemos poner al alcance
de la persona usuaria los recursos materiales necesarios, disponer de todos los
instrumentos y herramientas que garanticen la cobertura de las necesidades
comunicativas a los usuarios en cualquier momento o situación. Por ejemplo, amplificadores
de sonido, gafas de la graduación correcta, etc.
El ambiente será adaptado
para facilitar la comunicación en su distribución debe primar la organización,
la sencillez, el orden y la seguridad, ya que estos factores disminuyen los
riesgos de accidentes y golpes y además favorecen la confianza de la persona en
sí misma y la autonomía personal. Deberán estar bien iluminados.
En relación a la
comunicación, el entorno debe ser rutinario y estable, porque es prioritario
para fomentar su autonomía, mantener sus habilidades y protegerlos frente a
posibles accidentes. Las mayores modificaciones deben realizarse para personas
que presenten dificultades en la orientación temporal y espacial, y en la
atención y la memoria. Entre otras podemos citar:
- Reducir en lo posible sus
objetos personales y mantenerlos siempre en mismo lugar con el objetivo de
crear una rutina y facilitarles su localización.
- Colocar relojes y
calendarios en la pared con números grandes y fáciles de leer.
- Hacer uso de
informaciones gráficas (carteles, dibujos, flechas que señalen direcciones o
recorridos…).
- Colocar en las puertas de
las dependencias carteles con dibujos sencillos que indiquen las tareas o
actividades que se realizan en cada una de ellas (cuarto de baño, comedor…).
- Colocar etiquetas con
dibujos sencillos en las puertas de armarios y cajones que les facilite la
identificación del contenido de los mismos.
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