Responder a tu
reivindicación con un chiste. (¿Sólo tres
semanas tarde? ¡Yo he conseguido ser todavía menos puntual!)
Utiliza en estos casos
la técnica para procesar el cambio (Las
bromas nos están apartando del tema) y la del disco roto (Sí, pero…)
Culparte del problema.
(Haces
siempre la cena tan tarde que luego estoy demasiado cansado para lavar los
platos.)
Utiliza la técnica de la
claudicación simulada (Puede que tengas
razón, pero tú estás rompiendo tu compromiso de lavar los platos), o
simplemente no te muestres de acuerdo (Las
diez es una buena hora para lavar los platos).
Atacar.
Consiste en responder a
tu afirmación con un ataque personal del siguiente tipo: «¿Quién eres tú para
molestarte porque te interrumpan? iEres la fanfarrona más grande que conozco!»
Las mejores estrategias
en estos casos son la técnica del disco roto o la de ignorar (Veo que estás de mal humor, ya hablaremos
más tarde).
Retrasar.
Tu reivindicación es
recibida con un «Ahora no, estoy demasiado cansado» o « Puede que en otra
ocasión...».
Utiliza en estos casos
la técnica del disco roto o insiste en fijar una fecha para discutir el asunto.
Interrogar.
Consiste en bloquear
cada una de tus afirmaciones con una serie continuada de interrogantes: «¿Por
qué te sientes así?...Todavía no sé por qué no quieres ir... ¿Por qué has
cambiado de opinión?».
La mejor respuesta es
utilizar la técnica para procesar el cambio (Porque
no es ese el problema. La cuestión es que no quiero ir esta noche) o la del
disco roto.
Utilizar la autocompasión.
Tu reivindicación es
recibida con lágrimas y con la acusación implícita de que eres un sádico.
Intenta seguir adelante
con tu guión, utilizando la técnica del acuerdo asertivo. (Sé que te resulta doloroso, pero tengo que resolverlo.)
Buscar sutilezas.
La otra persona intenta
discutir sobre la legitimidad de tus sentimientos o sobre la magnitud del problema,
etc., para así distraer tu atención.
Utiliza en estos casos
la técnica para procesar el cambio (Nos
estamos entreteniendo en sutilezas y apartándonos de la cuestión principal), junto
con la reafirmación de tu derecho a sentirte como te sientes.
Amenazar.
Tu interlocutor intenta
amenazarte con frases como ésta: «Si sigues con la misma cantinela, vas a tener
que buscarte otro novio».
Utiliza en estos casos
la técnica de la pregunta asertiva (¿Por
qué te molesta mi petición?). También puedes utilizar la técnica para
procesar el cambio (Eso suena a amenaza) o
la de ignorar.
Negar.
Consiste en hacerte
creer que te equivocas: «yo no hice eso» o «De verdad que me has
malinterpretado».
Reafírmate en lo que has
observado y experimentado y utiliza la técnica de la claudicación simulada. (Puede parecer que estoy equivocado, pero he
observado que...).
No hay comentarios:
Publicar un comentario